Gastronomía
Su tiempo es de Diciembre a Marzo
Los retallos de las escarcileras (nombre que reciben en Fuentealbilla las plantas que producen los escarciles o alcachofas) son uno de los secretos mejor guardados de la cocina de nuestro pueblo. Muy poco conocidos fuera de nuestra comarca, los brotes tiernos de las escarcileras constituyen un bocado suculento en nuestra mesa durante el invierno. Las dos maneras preferidas de consumirlos son rehogados con ajo y tomate frito o en potaje con judías pintas o coloradas, morcillas y tajadas de cerdo.
Hay que escoger los brotes más tiernos de las escarcileras y extraerlos enteros. Ya en casa se lavan bien y se trocean conservando la parte más tierna. El quitar brotes a las escarcileras es algo beneficioso para la planta ya que tiene tendencia a ramificarse mucho y si no se «esclarece» se debilitaría de en pocos años.
En el potaje con retallos es indispensable la morcilla, unas buenas judías coloradas, patatas y, sobre todo, una buena lumbre en la que se harán, según la forma tradicional, en un puchero arrimado a las ascuas. Pero si quieres que te esté todavía más bueno, vete por la mañana temprano a podar, sarmentar o injertar. Comprobarás a medio día que nunca te supo mejor éste plato, que es uno de los más emblemáticos de nuestra gastronomía invernal. Buen provecho.
Su tiempo es en Marzo.
Hacia el final del invierno, en Marzo, una pequeña hierba que aparece en manchas en ciertos lugares de nuestra comarca acapara la atención de todo amante de la buena mesa. Se trata de las collejas.
Se suelen encontrar en bordes de caminos, praderas secas y lindes de tierras de labor pero de una forma muy dispersa por lo que se suele guardar con recelo la información sobre la localización de las «manchas de collejas». En Fuentealbilla parece que el mejor sitio para encontrarlas es el paraje de «La Tamarosa», y no lo digo para despistar. Se pueden hacer en tortilla y también en guisos como el arroz con collejas y el potaje de garbanzos, éste último consumido por tradición los días de Jueves y Viernes Santo.
El libro «Plantas utiles de la Manchuela» nos da la siguiente información: Esta planta herbacea y perenne (de ahí que las «manchas de collejas» repitan su localización de un año a otro) se desarrolla hasta unos 60 cm de altura. Las hojas, con disposición opuesta, se agrupan en la base de la planta y son enteras y carnosas. Las flores tienen cinco sépalos soldados constituyendo un cáliz inflado de color amarillento.
Está llegando el momento. Si te sabes alguna mancha de collejas, no se lo digas a nadie y disfruta de un delicioso y saludable plato con el aporte de esta minúscula verdura.
UN DESAYUNO MUY NUESTRO
Generalmente los sábados por la mañana, uno va a por el pan y por el camino anda pensando: «me voy a llevar también una barra de masa». Y es que, a quién no le apetece comerse unos cuantos minchos acompañados de un buen chocolate ? Para elaborarlos hay que extender la masa con un rodillo, aunque la tradición impone más bien el uso de una de las antiguas botellas de «La Casera», cortarla en forma de rombos y freirla en una sartén con aceite muy caliente (humeando). En unos instantes la masa se transformará en unos dorados e inflados minchos que están riquísimos con azúcar o «mojados» en una buena taza de chocolate.
Como? Que no te gustan los gazpachos? Eso es que nunca has probado un buen plato preparado por nuestros «chefs» locales: Upiano, Osuna, José Antonio, Corruco, Emilio Salmerón, etc… Ellos interpretan como nadie esta emblemática receta manchega.
Ingredientes: Liebre, pollo, perdiz, conejo, tortas cenceñas, ajo, pimiento verde y rojo, , tomate, setas, pimentón, azafrán, sal y aceite.
Los gazpachos son una comida recia de campo, especialmente consumida durante el invierno. Su origen es sin duda pastoril, ya que gran parte de sus ingredientes se consiguen en el campo. Como todo plato de antiguas raices, los gazpachos poseen un cierto número de variantes, pero ciertos ingredientes básicos nunca pueden faltar: La torta de gazpachos, el aceite de oliva, los ajos, el conejo, los pimientos,…
En Fuentealbilla los gazpachos son tradicionales en el invierno aunque nadie dice que no a un buen plato en cualquier época del año. Un sevidor los ha llegado ha comer en París un día de Julio de 1995, justo antes de ver ganar a Indurain su quinto Tour de Francia en directo en los Campos Elíseos. Aunque hay que reconocer que encontrar todos los ingredientes necesarios cuando uno no está en La Mancha es difícil.
En el invierno los gazpachos se benefician de la disponibidad de piezas de caza, especialmente liebres y perdices, así como de verduras silvestres como las suculentas collejas. Esto, unido a que con los fríos apetecen más, hace que los gazpachos se disfruten se disruten sobremanera.
Pero el momento estelar de los gazpachos en Fuentealbilla llega paradójicamente en pleno mes de Agosto. Durante las Fiestas, nuestros expertos locales nos deleitan con una monumental gazpachada para varios centenares de personas. Muchos vecinos se reunen en la Verbena para disfrutar del magnífico plato, regándolo con buen vino de la tierra y acompañándolo con el típico «moje» de tomate, que es por entonces el tiempo.
La conserva del tomate Las calabazas son un producto de nuestra tierra que tiene muchas variantes y aplicaciones. Las hay que se vacían para hacer pequeñas garrafas. Le carne de otras se usa para la elaboración de morcillas, mientras otras variedades se destinan a elaborar el suculento «Cabello de Ángel». Pero sin duda la variedad más popular es aquella que se hornea y que nos proporciona la dulce y rica «calabaza asá».
EL «LICOR»
Todos sabemos que se dice por ahí que existe un licor de calabaza «asá». Esta idea fue introducida hace unos años por Chipi, pero su veracidad aún no ha podido ser comprobada.
Una suculenta tradición.
Temporada: Al final del verano
Todos sabemos que la producción de tomates suele ser de gran calidad y cantidad en los meses de Agosto y Septiembre en Fuentealbilla. Aunque las ensaladas con tomate se consumen casi a diario, una gran parte de la cosecha no se puede consumir y por ello se hacen conservas: tomates en aguasal, tomate maduro al natural y salsa de tomate frito. Aquí os tremos algunas imagenes de esta actividad:
JUEVESLARDERO, EL DIA QUE LOS GUACHOS PASAN EN EL CAMPO
Tengo que contar el jueveslardero tal como lo vivía cuando yo era uno más de aquellos niños que invadían la Huerta de Arjona o la Huerta Solera un jueves de Febrero de cada año.
La jornada era precedida de gran expectación por los pequeños ya que se trataba de una auténtica aventura, una exploración en solitario del campo sin ser vigilado por los mayores. Se pasaba la semana en preparativos sobre lo que cada uno llevaría en su fardel, el camino a seguir, sobre si alguien se llevaría un balón para jugar un partido de fútbol, etc…
Llegado el gran día se emprendía la marcha. La mayoría escogía le Huerta de Arjona como destino mañanero ya que se trata de un paraje más dado a la aventura que la Huerta Solera, más concurrida por los mayores. De esta manera bien temprano se iniciaba la marcha enfilando el camino de la Fuentegrande, tomando su tiempo para echar un vistazo a su famosa terma romana, atravesando una de las ramblas adyacentes a la «Cañá», y llegando por fin a la Huerta de Arjona tras probablemente una hora de marcha. Una vez allí, lo primero era encontrar un sitio idóneo para establecerse, comerse el bocadillo del almuerzo y tratar por todos los medios que ningún gracioso te quitase el fardel. Después comenzaba la exploración del por entonces espectacular paraje con su balsa, olmeda y pinar. A media mañana se formaban grupos de juegos, generalmente al pillar, al fútbol o a los «partidos quemaos». Todo el paraje era una algarabía.
A eso de las 2 llegaba el momento de comer. Se atacaba entonces el típico hornazo con su huevo duro y su longaniza. Los grupos más organizados se aventuraban incluso a hacer una hoguera y cocinar algo, pero estos eran los menos.
Al terminar de comer se producía la gran marcha hacia la huerta solera tomando el camino de la vía. Era un paseo bastante largo pero merecía la pena pues por la tarde en la huerta solera se juntaba todo el mundo y había juegos para todos. Poco importaba ya que los mayores estuviesen también por ahí.
Por último, con el sol poniéndose, todos volvíamos al pueblo contentos por un día de aventura y con los pies algo castigados por las duras caminatas. En el fondo de los fardeles siempre quedaba algo que repiscar en éste último tramo del día.
Nuestra cocina tiene su rincón dedicado al jueveslardero. El lugar estrella lo ocupa el hornazo, una especie de torta en la que huevos duros y longanizas aparecen enjaulados por tiras de la misma masa. No olvidemos que estamos en Febrero, justo al término de la época de las matanzas, por lo que las longanizas en los hornazos están casi recién salidas de la sartén de la «fritá».