Tradiciones
LA NOCHE DE LAS CARRETILLAS…
…tan querida y odiada.
Eso es, tan querida por unos y odiada por otros. La última noche de fiestas, después del retorno del Sto. Cristo del Valle a la ermita, se
convierte en una noche mágica llena de color, luz, fuego y pólvora.
Así se convierte la última noche de las Fiestas del Cristo, en polvora, luz y color, pero también de fuego. Fuego de las carretillas en forma de
chispas que salen como en un dragón que escupe fuego por la boca furioso. Aparte de ser un festejo digno de ser vivido en la plaza del
pueblo, aquellas personas que quieran verlo y se atrevan a salir, allí estarán ellas, correteando por el suelo. Lo importante de esta noche, es
salir bien equipado para evitar males mayores como quemaduras. Generalemente la equipación suele ser ropa militar o ropa que no prenda
con facilidad, pues el simple roce de una carretilla lo suficientemente cerca de la ropa basta para que uno salga ardiendo. Lo más importante
que hay que destacar, es protegerse bien la cara, sobre todo los ojos, con unas gafas especiales, como son las utilizadas cuando se maneja
una radial. Por lo demás, todo bien tapado y bocas de pantalón y camisas bien cerradas con esparadrapo para evitar que entren por ahí y se
introduzcan en el cuerpo.
Para llevar las carretillas, importante no llevarlas en los bolsillos, ni pegadas al cuerpo. En un macuto, o bolso, para que en caso de accidente
y se le pegue fuego a la bolsa poder tirarla lo más lejos posible, porque con muchas docenas de carretillas …imaginad lo que sucedería si se
sueltan.
Las carretillas se venden por docenas en bolsas. Las hay de diferentes tipos, como las normales con 3 paradas. Esto sirve para saber donde
se dirige la carretilla. Luego están las que no tienen paradas, MUY PELIGROSAS, porque no se paran desde que le pegan hasta que se
apaga, y son una verdadera locura. Luego las Cebollas, son aquellas que les pegan y cuando explotan, de su interior salen unas 12 o 6
carretillas pequeñas. Esas son las que se tiraron en la última noche.
Tambien solemos lamentar algún incidente por la quemadura de alguna carretilla o la explosión de algún petardo en mano de algún partícipe.
UN CORDIAL SALUDO.
Espectaculares Belenes año tras año.
Los «ingenieros» beleneros Aurelio y Lucio y sus ayudantes nos sorprenden cada año con belenes más y más grandes y sofisticados, en los que el hay montañas, el agua corre por el río, y hasta aparecen las Pirámides de Egipto.
Tan importante trabajo merece un hueco en nuestra web. Estas son las fotografías de los belenes parroquiales
Jueves Lardero, el día que los guachos pasan en el campo
Tengo que contar el jueveslardero tal como lo vivía cuando yo era uno más de aquellos niños que invadían la Huerta de Arjona o la Huerta Solera un jueves de Febrero de cada año.
La jornada era precedida de gran expectación por los pequeños ya que se trataba de una auténtica aventura, una exploración en solitario del campo sin ser vigilado por los mayores. Se pasaba la semana en preparativos sobre lo que cada uno llevaría en su fardel, el camino a seguir, sobre si alguien se llevaría un balón para jugar un partido de fútbol, etc…
Llegado el gran día se emprendía la marcha. La mayoría escogía le Huerta de Arjona como destino mañanero ya que se trata de un paraje más dado a la aventura que la Huerta Solera, más concurrida por los mayores. De esta manera bien temprano se iniciaba la marcha enfilando el camino de la Fuentegrande, tomando su tiempo para echar un vistazo a su famosa terma romana, atravesando una de las ramblas adyacentes a la «Cañá», y llegando por fin a la Huerta de Arjona tras probablemente una hora de marcha. Una vez allí, lo primero era encontrar un sitio idóneo para establecerse, comerse el bocadillo del almuerzo y tratar por todos los medios que ningún gracioso te quitase el fardel. Después comenzaba la exploración del por entonces espectacular paraje con su balsa, olmeda y pinar. A media mañana se formaban grupos de juegos, generalmente al pillar, al fútbol o a los «partidos quemaos». Todo el paraje era una algarabía.
A eso de las 2 llegaba el momento de comer. Se atacaba entonces el típico hornazo con su huevo duro y su longaniza. Los grupos más organizados se aventuraban incluso a hacer una hoguera y cocinar algo, pero estos eran los menos.
Al terminar de comer se producía la gran marcha hacia la huerta solera tomando el camino de la vía. Era un paseo bastante largo pero merecía la pena pues por la tarde en la huerta solera se juntaba todo el mundo y había juegos para todos. Poco importaba ya que los mayores estuviesen también por ahí.
Por último, con el sol poniéndose, todos volvíamos al pueblo contentos por un día de aventura y con los pies algo castigados por las duras caminatas. En el fondo de los fardeles siempre quedaba algo que repiscar en éste último tramo del día.
El hormigón de golondrina
Seguro que todos habréis visto construcciones de adobe en muchos rincones de nuestro pueblo y en las casillas de campo. Este material de construcción fue utilizado ampliamente por nuestros antepasados. Ahora Marquitos nos revela los secretos de su elaboración.
«Hasta San Antón Pascuas son», afirma un dicho popular, y podemos dar fe que esa impresión se percibe en la iglesia el 17 de Enero, día de San Antón, pues el extraordinario belén navideño todavía preside la tradicional bendición de animales.
Hacia las cinco de tarde, niños y mayores van acudiendo con sus mascotas para que reciban la bendición del Santo. La imagen de San Antonio Abad preside el acto en el que perros, periquitos, gatos y hasta peces son los protagonistas en la iglesia.
Al terminar, personas y animales se deleitan con un exquisito pan bendito. En resumen, parece que la tradicional bendición de animales se recupera en nuestro pueblo, en un día en el que antaño se rifaba el famoso Gorrino de San Antón
Rondalla de 1981
Era la noche del 30 de Abril de 1981. En una de las viejas aulas del Antiguo Colegio «Cristo del Valle», más de cuarenta alumnos y alumnas de entre diez y quince anos de la Escuela de Música dirigida por D. Juan Miguel Contreras terminaban de afinar las guitarras, laudes y bandurrias y se disponían para ir a la Ermita a cumplir con la vieja tradición de recibir al mes de Mayo cantando. Hacía buen tiempo y tras cantar al filo de la media noche en la puerta de la Ermita, la rondalla empezó a ir de casa en casa cantando a las madres y abuelas de los jóvenes músicos. Aquello se prolongó durante toda la noche y terminó por la mañana temprano comiendo todos minchos en casa de Juan y Maruja.
Han pasado veinte anos, quien lo diría. Recuerdo aquella noche tan nítidamente que es como si no hubiese pasado el tiempo. Aquella rondalla fue algo efímero que desapareció apenas un par de anos má;s tarde. Durante mucho tiempo nadie volvió a cantar los Mayos en Fuentealbilla. Ni siquiera con mis amigos Sabino y Cantero hubo oportunidad para ello. Pero gracias al entusiasmo de un pequeno grupo que se ha estado preparando en los últimos meses bajo la dirección de Antonio, una nueva rondalla ha recibido al mes de Mayo de 2001 en la Ermita. Para mí, que no estaba muy al corriente de los progresos de los nuevos alumnos, fue una sorpresa muy agradable cuando me pideron que participase y pude comprobar que la vuelta de la rondalla era una realidad.
Lo noche fue en esta ocasión fría, muchos estaban con la mosca detrás de la oreja ante la llegada de un mes de Mayo que no parecía muy prometedora para nuestros viñedos. Pero en la ermita se congregaron algo más de medio centenar de personas para revivir entre todos la costumbre ancestral de los
Mayos. La música fue sencilla pero lucida y dejó en todos la satisfacción de la tradición recuperada, algo de gran valor en estos tiempos de recesión de las costumbres populares.
El 1 de Mayo es una fecha de espiritus y magia, arraigada en la noche de los tiempos de las culturas celtas. Pocos saben que el Primero de Mayo está directamente conectado con el día de Todos los Santos (1 de Noviembre) ya que ambas fechas se encuentran cara a cara en el ciclo anual. Los seis meses de diferencia implican que la Tierra cruza la misma línea imaginaria en el espacio, una línea espiritual que era saludada
por los antiguos pueblos europeos mucho antes que la
religión hiciese suyas esas tradiciones paganas.
Para ello instuyó el día de Todos los Santos en Noviembre, y una misa y confraternización parroquial en Mayo. En ciertos paises como Alemania, se volcó una cierta importancia al 1 de Mayo, mientras que en España el Primero de Noviembre ganó mas auge. A finales del siglo pasado, unos inmigrantes alemanes que trabajaban en una factoría de Chicago quisieron celebrar en su fábrica su confraternización, la cual fue prohibida por la dirección de empresa. La insistencia de los obreros provocó una situación de violencia que trajo como resultado el que se incendiase la fábroca y varios de ellos muriesen. En conmemoración de estos hechos se instituyó el Primero de Mayo como día internacional de los trabajadores.
Rica e interesante es la historia de esta noche espiritual y este día de solidaridad y reivindicación de todos los trabajadores del Mundo. Para mí, que nací un 1 de Noviembre, supone la vuelta a esa línea espacial de tradición y cultura popular que tanto marca mi vida.
Juan Ramón Pardo Carrión
Hacia el mes de Marzo se traía paja fresca para preparar la «gorrinera» ante la llegada de sus nuevos inquilinos. Los niños acudíamos raudos para ver esos cerditos ágiles que empezaban a olisquearlo todo y a escarbar por doquier. Nos quedábamos fascinados si algunos de ellos tenían manchas negras o alguno era negrito del todo. Casi presumíamos entonces de que nuestro «gorrino» no era como el de los demás.
Pasados los meses aquel cerdo se había convertido en un gigante a nuestros ojos. Ya en Octubre, al volver de vendimiar sentados encima de la uva, casi nos asustaban sus gritos reclamando comida tras haber sido abandonado todo un largo día.
Una mañana de Noviembre o Diciembre, muy temprano, en la oscuridad casi, nos levantábamos al oir de nuevo gritos similares. Ahora, aquel gigante estaba encima de una mesa con varios hombres sujetándolo, otro con un cuchillo y alguien más, generalmente nuestra madre, recogiendo y removiendo la sangre en un lebrillo. Escena brutal ante la que pronto nos volvíamos totalmente insenbibles. El rito de la matanza del cerdo estaba en nuestros genes transmitido por generaciones de antepasados. Rápidamente, deseábamos tomar parte en todo aquello y alguien nos ofrecía que sujetásemos al gorrino por el rabo. Pensábamos que dicha contribución era importantísima para que todo saliese bien. Al cabo de unos minutos el animal se quedaba sin sangre y dejaba de convulsionarse. Comenzaban tres días de frenético trabajo en casa.